Sanja Matsuri 三社祭
El festival de los yakuzas
El festival más popular de Tokio, el Sanja Matsuri, reúne un público mixto que busca pasarla bien.
Cada tercer fin de semana de mayo, el festival Sanja Matsuri despierta a Asakusa de su rutina turística. Los espectadores invaden las calles de la zona para ver el desfile de los altares sagrados, los mikoshi, en honor de los tres fundadores del templo Sensoji.
Cuenta la leyenda que los dos hermanos Hinokuma, Hanamari y Takenari, descubrieron una estatua de Kannon (el bodhisattva de la compasión) en el río Sumida en 628. Luego, con la ayuda del rico propietario Hajino Nakatomo, quien los hubiera convertido al budismo, le dedicaron el templo Sensoji a esta deidad. El vecino santuario de culto sintoísta, el santuario de Asakusa, se construyó más tarde y se dedicó a los tres amigos que descansan allí de forma permanente, transformados en kami deidades del culto shinto.
Altares de domingo
Los altares toman lugares simbólicos dentro de los tres mikoshi, los cuales requieren la fuerza de cuarenta hombres para ser levantarlos. El desfile religioso comienza el sábado por la tarde cuando un centenar de mikoshi secundarios, todos del distrito, se reúnen en la capilla de Asakusa, antes de ser llevados a las calles vecinas. Los tres altares principales hacen su aparición el domingo a las seis de la mañana, el punto culminante del festival.
Espectáculo Yakuza
En esta gigantesca reunión monumental se mezclan grupos de la sociedad que durante el resto del año mantienen una distancia bastante estricta, por ejemplo, los yakuzas. Estos se exhiben en sus fundoshi (ropa interior de sumo), sin reserva ni amenazas, para mostrar con orgullo sus tatuajes, su segunda piel. Además de las manifestaciones de los yakuza, el Sanja Matsuri también es escenario para muchos artesanos y artistas, por ejemplo actores disfrazados de grullas.
El viernes por la noche hay un desfile musical en el también honra los kami. Los bailarines que danzan la binzasara, una oración por la fertilidad de la tierra, cautivan al público durante toda la tarde. El festival termina el domingo a las 8 de la tarde cuando los kami regresan a sus hogares y la vida cotidiana vuelve a la normalidad en Asakusa. Hasta el próximo año.