El barrio Sanmachi-Suji 三町筋
Un <i>Little Kyoto</i> <br>
Tres calles principales le dan a Takayama un aire anticuado, el de un barrio histórico muy turístico con un encanto de otra época. Pasearse por las calles, entrar en las tiendas, disfrutar de un sake...no se necesita nada más...
Por todas partes, cerca o lejos, el sonido del agua acompaña los pasos apresurados, perdidos, desinteresados. El puente rojo que cruza el río Miya-gawa y une Sanmachi-Suji con el resto de la ciudad le da un toque al estilo Gion. Takayama, la pintoresca, tiene aires de Kyoto. La riveras del río están llenas de vida, la gente se pasea, el ambiente de pueblo pequeño es encantador. En las tres calles principales del barrio, Ichi-no-machi, Ni-no-machi y San-no-machi, el agua fluye por los canales que rodean los muros de las casas. El gris opaco de los callejones contrasta con el marrón oscuro de las casas y posadas con frentes de madera y celosías.
Un hangar entreabierto de forma extraña, con sus puertas en tres niveles, deja ver un yatai, una de las veintitrés carrozas que desfilan durante el Takayama Matsuri en la primavera y el otoño. Una gran esfera hecha de madera de cedro cuelga de una puerta, observando desde allí a los transeúntes y marcando la entrada las numerosas fábricas de sake tales como Hirase, Hirata, Niki ... donde los dueños con gusto te harán degustar sus productos. Los bonsai, las plantas y los arbustos en las maceta frente a las casas o en un porche le dan el toque final a este hermoso cuadro.
Al lado de una tienda o de una casa particular, se aprecian otras casas, modestas o grandes, como la de un samurái que ahora es el Museo Folcklórico de Hida, con su pequeño patio y pasadizos secretos. El Museo de la Historia Local de Takayama también es muy popular, con sus encantadores jardines y su colección de esculturas del monje budista Enku (1632-1695), quien solía recorrer los alrededores de Takayama en el siglo XVII. La galería de arte popular Fujii, donde el patrimonio y la historia se unen, está situada en la casa de un viejo comerciante y tiene una colección privada de artesanía y cerámica.
Aunque sea un barrio lleno de trampas para atrapar turistas, no debes dejar de visitar Sanmachi-Suji.