Heian Jingu 平安神宮
Homenaje nacional <br>
Dedicado a los dos emperadores más queridos por los japoneses, el Heian-Jingu invoca al pueblo japonés a reunirse alrededor de su historia.
El Heian Jingu une multitudes. Este templo encarna el orgullo japonés de una historia rica en personajes de fábula. Los emperadores son seres venerados por el imaginario popular. Ellos fueron considerados dioses vivientes hasta la Segunda Guerra Mundial y a menudo mantienen su papel, incluso después de la muerte.
Pero no es necesario visitar sus sepulturas para rendirles homenaje. Los santuarios son lugares más accesibles y más adaptados a las ceremonias que se les dedican. Es así como el Heian-Jingu fue erigido en honor a un período particularmente rico de la historia japonesa, el período Heian (794-1185), y a su fundador, el quincuagésimo emperador de Japón, Kammu (737- 806).
La inauguración tuvo lugar el 15 de marzo de 1895 con motivo del 1100 aniversario de la fundación de Kyoto. Este santuario sintoísta retoma la arquitectura del Chodo-in, la sala del primer palacio imperial de la ciudad, sobre cuyas bases se eleva actualmente el centro de Kyoto. Su torii, portal rojo que indica la entrada en un espacio sagrado, es uno de los más grandes de Japón.
En 1940, los habitantes de Kyoto decidieron que este también fuera el lugar para venerar al último emperador que vivió en Kyoto, Komei (1831-1867), quien se unió al emperador Kammu como divinidad del santuario. Todos los años los japoneses vienen de todo el país para celebrar su historia y estas dos figuras fundadoras de su nación y participar en el Jidai Matsuri, el festival histórico de Kyoto que se celebra en el Heian Jingu.
El santuario es muy visitado durante todo el año y seduce con sus majestuosos edificios rojos y blancos, colores tomados del budismo chino y por sus jardines. El jardín es típico de la era Meiji (1868-1912) y alberga algunas especies raras de tortugas las cuales puedes alimentar con la comida especial que le puedes comprar a los vendedores ambulantes situados alrededor de los estanques.
Uno de los famosos santuarios sintoístas de la capital de los mil templos, El Heian-jingu honra el pasado glorioso de una ciudad que se ha convertido en museo.