Cuando los cerezos están adornados con flores blancas durante la primavera, el parque Hijiyama-Koen, en pleno centro de la ciudad, se transforma en un símbolo de vitalidad y frescura.
El agua se desliza entre los peces, los niños corren descalzos sobre hierba, la brisa acaricia los árboles y el cabello de las mujeres. El clima es agradable y sereno.