Museo de Arte Contemporáneo 広島市現代美術館
Los frutos inhumanos del ser humano
Respirar el legado, la paz, y la celebración del presente. ¿Es esta la regla de oro de Hiroshima? Puede ser. Con seguridad lo es la del Museo de Arte Contemporáneo.
¿Qué tienen en común el diseñador de moda Issey Miyake, la artista visual Yoko Ono, la iraní Shirin Neshat, y el polaco-estadounidense Daniel Libeskind? Todos ellos han recibido el Premio de Arte de Hiroshima que galardona el trabajo de un artista por su contribución a la paz. Todos ellos encarnan el "espíritu de Hiroshima", como lo define el Museo de Arte Contemporáneo de Hiroshima (HMOCA), localizado en la ciudad que siempre será un símbolo de la inhumanidad de la Segunda Guerra Mundial.
El maestro Kurokawa Kisho
Ubicado en lo alto de una colina, en el Hijiyama-Koen, el edificio del museo es espectacular. Cuando uno sube por las escaleras mecánicas lo va descubriendo poco a poco hasta que finalmente se aprecia la totalidad de una construcción que es maciza y ligera a la vez.
El edificio es la obra del arquitecto Kisho Kurokawa (1934-2007), fundador del movimiento metabolista, una corriente japonesa que promovió la construcción de edificios de gran escala y extensibles, de tal manera que pudieran seguir creciendo orgánicamente. Un ejemplo de esta corriente es el famoso proyecto Floating City de Kurokawa, que planeaba expandir la construcción usando módulos que flotarían sobre un lago en las periferias de Tokio.
Así como los artistas celebran lo orgánico y lo transforman en arte, así también el museo se desarrolla orgánicamente trayendo obras tanto tradicionales como modernas.
Se entra al museo por una especie de plaza que nos va preparando para descubrir una variedad de artistas japoneses y occidentales, conocidos o no tan conocidos, jóvenes o con experiencia, que utilizan en sus obras diferentes medios incluyendo video, pintura, diseño, instalaciones, entre otros.
Con más de mil cuatrocientas obras y acogiendo exposiciones temporales largamente esperadas, la HMOCA fue el primer museo de arte contemporáneo en el archipiélago (inaugurado en 1989), abriéndole el camino a Momat en Tokio o al Momak en Kyoto. El museo también se extiende al aire libre con más de diecisiete obras famosas, como por ejemplo el Arca (1963), del escultor británico Henry Moore.
Muchas de las piezas aquí cuestionan la relación entre la guerra y el arte, entre el fruto de lo humano y la bomba- fruto inhumano.
"La belleza salvará al mundo", afirmaba Fedor Dostoievski. No sabríamos decir si ha salvado a Hiroshima, pero si podemos decir que la ciudad se ha salvado a sí misma y le da vida hoy al arte del presente.