Omotenashi, la hospitalidad japonesa お持て成し
El cliente es un dios
Hay palabras que son muy difíciles de traducir, como el caso de omotenashi en japonés. Se suele traducir como "hospitalidad japonesa" o "servicio japonés", pero el concepto abarca mucho más.
La palabra omotenashi volvió a estar en el tapete en estos últimos años cuando Japón propuso su candidatura para los Juegos Olímpicos del 2020. La hospitalidad japonesa fue usada como un punto de promoción y la verdad es que es un orgullo nacional.
Servicio celestial
El servicio al estilo japonés, traducción de la palabra japonesa omotenashi, es reconocido y apreciado en todo el mundo. Si en otras partes se dice que el cliente es el rey, en Japón el cliente es un dios. Eso es para darte una idea de lo que te espera en tu viaje.
En Japón te sentirás como un invitado especial, incluso en las tiendas más pequeñas. Además el nivel de lenguaje que usan los empleados es el keigo, que es muy respetuoso.
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Servicio impecable
En Japón, todos los trámites se hacen sin problemas. Nunca hay que esperar demasiado. Si por alguna razón tuviste que esperar más de la cuenta, puede ser que te ofrezcan una pegatina o algún otro pequeño detalle para compensar. A la salida de algunas tiendas o después de una estancia en un ryokan, los empleados hacen reverencias hasta que ya estés lo suficientemente lejos.
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Esto también sucede en las oficinas administrativas o en el correo. La puerta del taxi que se abre sola es omotenashi. El botones que lleva las maletas a la habitación, es también omotenashi. Un extraño en la calle que te guía hasta el lugar que necesitas, puede considerarse omotenashi. De todos modos, el omotenashi tiene como objetivo crear un ambiente agradable para el cliente o invitado, ofreciendo una benevolencia desinteresada y anticipando sus deseos.
Una relación impersonal
Aunque el omotenashi es una experiencia muy agradable, a veces nos puede parecer demasiado. Por ejemplo, los controladores de los shinkansen que hacen reverencias a cada uno de los pasajeros. Algunas empleadas en las empresas se ven obligadas a hacer ejercicios de yoga facial para aliviar los calambres producto de las sonrisas sin parar ... El intercambio franco y cándido con los vendedores es muy raro en Japón. Para ellos es suficiente prestar un buen servicio y crean una interacción impersonal.